Desde antes de ser nombrado ministro, Diego Molano ya era polémico.  En lugar de respetar la constitución y el derecho a la protesta, propuso la idea de un sitio de 50,000 personas con “dummies” de Transmilenio que la gente podría atacar y desahogarse.  El “protestodromo”.

Ya en esas frases el pueblo colombiano podía entender lo que se venia con un ministro de defensa que no entendía los artículos básicos de la constitución.

Su ignorancia no se hizo esperar. Vimos entonces como en operaciones militares, el ejercito bombardeo en el Guaviare a varios niños que habían sido reclutados por fuerzas disidentes de la guerrilla. Diego Molano, los calificó de «máquinas de guerra” lo que causó una enorme polémica en el país.

Para mí, esas declaraciones del ministro Molano no solo mostraron su falta de conocimiento de las leyes dado que los militares no acataron el Derecho Internacional Humanitario durante la operación donde al menos 14 niños murieron, pero la falta de empatía por las familias que ven sus hijos reclutados a la fuerza o que los entregan a la guerra por hambre o falta de oportunidades.  Es fácil juzgar desde un sofá en Bogotá, pero es aun mas preocupante que esta sea la actitud de un ministro que debe proteger a esos niños, proteger al país y que fue el director del ICBF.

Muchos opositores fueron muy claros en sus reclamos:

«Ministro Diego Molano, no creo que niños reclutados a la fuerza sean ‘máquinas de guerra’, son las víctimas de un Estado indolente, son víctimas de un Gobierno que prometió hacer trizas la paz, de un Estado que nunca, en estas zonas olvidadas, nunca, les ha dado una oportunidad», reclamó el actual candidato al congreso Hollman Morris.

Durante la protesta social los colores del ministro Molano siguieron brillando.   Los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la protesta contra la población civil son innegables.

Organizaciones sociales, ONG y el senador Iván Cepeda denunciaron ante la Corte Penal Internacional (CPI) y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas crímenes de lesa humanidad ocurridos en las manifestaciones.

Los demandantes señalan al ministro de Defensa, Diego Molano; al comandante del Ejército, el general Eduardo Zapateiro, y al director de la Policía, el general Jorge Luis Vargas, y al presidente Duque como «máximos responsables».

En la denuncia que fue presentada en Mayo de 2021 se documentaron evidencias de delitos contra la población civil reflejado en «homicidios, torturas, privaciones graves de la libertad física, violencia sexual y desapariciones forzadas».

«Se documentaron 24 casos de asesinato y 50 de víctimas de tentativa de asesinato; 16 víctimas de violencia sexual; 11 víctimas de desaparición forzada; 129 víctimas de tortura y 1365 víctimas de detención irregular», y esto es incompleto considerando todos los incidentes que siguieron, las judicializaciones injustas que continúan y hasta persecución a los abogados de primera línea como denunciaron Miguel Ángel del Rio y Augusto Ocampo.

“La tapa” de la cuestionable conducta del ministro fue la denuncia de la FLIP del auto atentado que el ministro Molano falseo un ataque cibernético que costo al país mas de 900 millones.  Si no es la escandalosa suma del cuestionado Centros Poblados de la exministra Abudinen, pero tampoco una suma despreciable para un país sin infraestructura, sin internet en la mayoría de lugares, sin agua en la mayoría de municipios y en medio de una pandemia de hambre.

La investigación señala que, a finales de abril y comienzos de mayo del 2020, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares comenzaron una campaña para atacar a quienes los criticaban con estrategias de vigilancia en línea, en las cuales se han invertido más de 21.000 horas y que, dice la Flip, no han tenido ningún control institucional. La entidad incluso señala que el Ministerio de Defensa fingió un ataque cibernético a su página web para promocionar una campaña.

Al igual que todo en Colombia, con tantas crisis y noticias, ya nadie recuerda los automontajes del ministro. Aquí el video de FLIP:

Recientemente, el ministro decidió sumar a sus laureles al escalar la pelea con países extranjeros y llevar la batalla más allá de Venezuela y ¿porque no? Empezar una escalada diplomática con Rusia.

Diego Molano aseguró que se habían movilizado algunos hombres y unidades de la Fuerza Militar Bolivariana “con el apoyo y la asistencia técnica de Rusia e Irán”.

A través de un comunicado, la Embajada de Rusia en Colombia cuestionó las afirmaciones del ministro de Defensa colombiano y la tensión creo una crisis temporal.

Hoy, Febrero 24 del 2022 despertamos con la triste noticia de la invasión de Rusia a Ucrania y uno se tiene que preguntar que hace Colombia considerando «enviar tropas» al conflicto.  Con un ministro de defensa tan errático como Molano, no deja de dar un poco de escalofrío lo que diga o haga.

La recomendación al ministro Diego Molano es que se quede callado, que no interfiera y que entienda su lugar. Un ministro mediocre, en un gobierno mediocre, creyendo que, porque en Colombia pasan por encima de todas las leyes, pueden campantemente desafiar a Rusia o se pueden meter en conflictos globales «enviando tropas». Señor ministro Molano, por esta vez, quédese callado.