En el año 2021, Colombia sería la sede de la Copa América junto a Argentina. Colombia se ilusionaba con la posibilidad de albergar a los mejores jugadores del continente y celebrar un evento deportivo de gran magnitud.

Sin embargo, este sueño se vio empañado por las protestas sociales que enfrentaba el gobierno de Ivan Duque. Las calles se llenaron de manifestantes que exigían cambios al gobierno, mientras que el COVID-19 azotaba con fuerza, dejando miles de víctimas y un sistema de salud colapsado.

En este contexto, surgió un movimiento activista que se oponía a la realización de la Copa América en Colombia. Los activistas argumentaban que era inmoral destinar recursos públicos para un evento deportivo mientras el país enfrentaba una grave crisis social y sanitaria.

El abogado Juan Trujillo Cabrera lideró la iniciativa, la recolección de 35.000 firmas y presentó una solicitud formal ante la Conmebol para que cancelara la sede a Colombia.

También se organizaron protestas y manifestaciones en las principales ciudades del país. En estas manifestaciones, los participantes expresaban su rechazo a la Copa América y exigían al gobierno de Ivan Duque, que detuviera la violación sistemática de Derechos Humanos y que destinara los recursos del torneo a atender las necesidades más urgentes de la población.

La presión tuvo un impacto significativo. Finalmente, la Conmebol decidió reubicar los partidos que se iban a disputar en Colombia en Brasil.

La cancelación de la Copa América en Colombia fue una victoria para los defensores de los Derechos Humanos. Sin embargo, también dejó un sabor amargo. El país volvió a perder la oportunidad de organizar un evento deportivo de gran magnitud, por su inestabilidad política, social y económica. Por su falta de seriedad frente a la comunidad internacional y por darle la espalda a su propia población.

Argentina voluntariamente decidió ceder la organización del evento a Brasil. Sin embargo, sería Argentina quien en lo deportivo ganara el torneo enfrentando a Brasil en el Maracaná.

La pérdida de la organización de la Copa América 2021 para Colombia, fue una oportunidad para reflexionar sobre las debilidades del país y las lecciones que se deben aprender para construir un futuro como sociedad y como país organizador de eventos.

Pero ni lo uno, ni lo otro. Jamás hubo esa reflexión ni debate interno. El gobierno tampoco asumió nunca un mea culpa ni dio la cara a los medios para referirse al tema. Los medios de comunicación también se hicieron los de la vista gorda.

La cancelación de la Copa América 2021 también tuvo un impacto económico negativo para Colombia. Se estima que el país perdió millones de dólares en ingresos por turismo, alojamiento, transporte y otros sectores relacionados con el evento.