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Episodio 7. La fundación Jorge Lara, valiosa herencia

Episodio 7. La fundación Jorge Lara, valiosa herencia

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Con motivo del estreno del documental «Lara, el hombre que intentó salvar a Colombia» de la cineasta inglesa Mags Gavan, Bandalos les propone una serie de artículos que recorren la vida y la lucha de Jorge Lara, a través de charlas y entrevistas de nuestra periodista Guylaine Roujol con el tercer hijo del ministro de Justicia asesinado en Bogotá el 30 de abril de 1984. Encuentros que tuvieron lugar en Bogotá y París, en 2021 y 2022; el último, cinco semanas antes de su fallecimiento el 9 de marzo de 2022 en la capital francesa.

Episodio 7. La fundación Jorge Lara, valiosa herencia

Un punto de encuentro. Fue el último sueño de Jorge: una casa cultural que llevaría el nombre de Rodrigo Lara Bonilla, en el barrio Pablo Escobar. No busquen un barrio con ese nombre en un mapa de Medellín, no lo encontrarán. Ubicado en la comuna 9, sus vertiginosas escaleras suben el cerro, entre las casas ofrecidas por el jefe del cartel en 1984. El mismo año en que mandó matar al joven y brillante ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, arrastrado por una ráfaga de disparos, cuando regresaba a su casa la noche del 30 de abril.

“Un punto de encuentro para que esos niños no tengan que jugar en las escaleras de los barrios todo el santo día”, imaginaba Jorge, “donde vamos a hacer diferentes actividades, a montar una biblioteca y donde creemos que la música será como un punto de salida para la ilegalidad. El arte te puede abrir muchas puertas, como el deporte.” También imaginaba que esta casa social podría alojar un puesto de salud, “donde puedan recibirlos para un vendaje, una caída, alguna cosa así.” Quería, además, poner una mediateca.

Antes de entrar en él, la simple mención del barrio “Pablo Escobar” revivía un profundo dolor en Jorge.
Posteriormente, lo vio como un símbolo de esperanza. Foto Fundación Jorge Lara

Antes de entrar en él, la simple mención del barrio “Pablo Escobar” revivía un profundo dolor en Jorge. Posteriormente, lo vio como un símbolo de esperanza.

Más de 16,000 colombianos viven en esta zona fantasma, los unos sobre los otros, en las pequeñas casas reunidas a lo largo de empinadas escaleras. Sus habitantes reivindican su nombre, como se nota en el mural de entrada. «Cuando Pablo Escobar nos reunió para decirnos que nos iba a ofrecer un techo, ni siquiera sabíamos quién era», me confió Dioselina en 2022, quien forma parte de las primeras familias alojadas ahí en 1984. Las viviendas se asignaron según criterios de necesidad. Las familias beneficiarias sobrevivían en Moravia, en ranchos más o menos organizados en el basurero, algunos de los cuales habían sido destruidos por un incendio. «Luego descubrimos quién era. De todos modos, para mí, él seguirá siendo el que dio un techo a todos estos pobres.»

«Este barrio ha sido estigmatizado por su nombre», me dijo Cristian Escobar, quien, junto a otros jóvenes, intenta mostrar una imagen diferente del lugar a los turistas en busca de emociones tras la pista de los narcotraficantes. «Difícilmente se puede culpar a sus habitantes por querer llamarlo así».

El barrio Pablo Escobar tiene un jardín infantil desde agosto 2022. Hasta entonces no se había construido allí ninguna obra pública.
Foto Guylaine Roujol Perez

El barrio Pablo Escobar tiene un jardín infantil desde agosto de 2022. Hasta entonces, no se había construido allí ninguna obra pública. “Es un barrio donde nunca recibieron ayudas, apoyo ni nada, pero se ha convertido en un símbolo de paz. Quiero hacer del barrio Pablo Escobar un referente de paz para las favelas de América Latina”, opinó Jorge poco tiempo antes de morir.

“No podemos confundirnos en que mi padre construyó ese barrio con dinero de narcotráfico”, me confesó al respecto Sebastián Marroquín. “Hay que ser muy claros en que pareciera una obra benéfica, pero sí fue construida con un dinero espurio, que trae mucha sangre detrás. Y eso no convierte a mi padre en un héroe. Creo que eso lo tienen claro también los habitantes del barrio, y si podemos hablar de Pablo Escobar, no es para glorificarlo, sino para aprender a no repetir esa historia. Que, si llega un turista, alguien interesado en esto, se le cuente la historia más auténtica, que no glorifique al criminal y que dignifique a las víctimas, que reconozca el daño que se hizo y que sea una lección aprendida para el país y para la sociedad en general.”

Contra viento y marea, el hijo de la víctima, Jorge, y el hijo del verdugo, Sebastián (ex Juan Pablo), que vivieron casi al mismo minuto en sus vidas una fractura decisiva que los lanzó por los caminos del exilio, se unieron hace dieciséis años, ilustrando concretamente el tema de la reconciliación.

El sueño de Jorge, sus dos amigas oriundas de Manizales, que compartían con él cierto interés por el medio ambiente y por la lucha en contra de la contaminación del río Bogotá, Lina y Carolina Flórez García lo están haciendo realidad hoy[1]. Conocieron a Jorge a través de amigos en común y lo invitaron a su pueblo, donde está el Páramo de Guacheneque y nacimiento del río. Nació una fuerte amistad. Mas allá de su partida.

“En medio del viaje personal y social que compartíamos con Jorge, lo veíamos cada día más débil físicamente, pero su deseo y afán de siempre seguían intactos” expresan Lina y Carolina Flórez García. Foto Fundación Jorge Lara

Jorge, Lina y Carolina trabajaron en proyectos sociales y ambientales. “Un día llegó a nuestra casa con el proyecto de construir la Casa Cultural Rodrigo Lara Bonilla y quiso saber si nos gustaría unirse al proyecto. Sin pensarlo dos veces, le respondimos que sí. Concebir una casa cultural con el nombre de su padre en el barrio que fue construido por su magnicida era extremadamente poderoso y simbólico, y además muy conmovedor, una verdadera bandera de paz y reconciliación” sigue Lina.

 “También nos dijo que su invitado especial al proyecto seria Juan Pablo Escobar como uno de los arquitectos junto a nuestro primo Edgar Antonio Niño. Días después ya teníamos a nuestro primer aliado, la Organización TECHO COLOMBIA; cada avance por pequeño o grande que lográbamos, era un combustible que nos llenaba de energía y fuerza.”

“Nuestra conexión con Jorge fue tan cercana y bella, que logró marcar de manera profunda la vida de cada una de nosotras y de nuestra familia. Nuestras visiones y análisis del contexto social y político eran demasiado parecidas, sentíamos como si fuéramos los disidentes de la normalidad, nos preocupaban las mismas cosas… Nos impresionaba su firme lucha contra la corrupción y la desigualdad, así como su defensa de la justicia y su compromiso con el bienestar social” añaden las que también son las productoras de “Lara” en Colombia con la esperanza de sacar adelante esta película.

Un viaje sin retorno

Nadie financió a Jorge cuando fue al barrio a conocerlo, a medir el contexto para construir ese proyecto. Viajaba con los tiquetes de avión más baratos, dormía en hostal de habitación compartida cuando se debía, y compartía con los pelados. “Hasta la gente mala de los barrios me recibe porque me dicen claramente mire joven, si usted de verdad le va a dar una oportunidad a mi hijo de aprender otras cosas y no seguir el camino que yo estoy siguiendo de mi padre…”

El viaje a Europa del que Jorge nunca volvería ha dejado un gran vacío tanto emocional como físico en la vida de las gemelas. “Sin Jorge, el rumbo del barco se veía incierto. Por lo tanto, decidimos reorientarnos, ya que había un compromiso con la comunidad, con nuestros aliados y, por supuesto, con la justicia social por la que Jorge y su padre lucharon en este país” relatan ellas.

“Jorge llegaba de sus viajes en el barrio con el alma quebrada de ver la precariedad de la gente. Le sorprendía la ruptura del tejido social y la falta de lugares de enseñanza y apoyo social” recuerdan las hermanas Lina y Carolina. Foto Fundación Jorge Lara

“No ha sido un camino fácil” reconocen ellas. “Estamos ante una comunidad muy grande y, en muchos casos, poco receptiva a la colaboración colectiva y externa. Algunos líderes nos han dicho que la comunidad es hermética, celosa y precavida, lo cual es comprensible en contextos donde las necesidades son tan numerosas que apenas dejan espacio para la confianza. Aun así, trabajamos incansablemente cada día para mejorar sus vidas de alguna manera, esperamos con calma y sin urgencia que al final del día podamos demostrar que lo único que nos mueve a trabajar allí, es la empatía y la resistencia a las brechas sociales.”

Conversaron con líderes sociales de todos los niveles del territorio, para asegurarse que sus acciones respondan a las necesidades y aspiraciones de la comunidad en su conjunto. “Ellos avalaron nuestro trabajo y se sumaron a la causa, colaborando codo a codo con nosotros para lograr un verdadero cambio.”

La huella de Jorge ya es visible en el barrio. Al primer plano, Edgar Antonio Niño, uno de los fundadores de la fundación Jorge Lara, con la ayuda de voluntarios de la Fundación Corona. Foto Fundación Jorge Lara

Así es como han estado gestionando la adquisición de un terreno para construir la Casa cultural y centro social: “uno pertenece al municipio de Medellín y el otro, a la Universidad Pontificia Bolivariana, de hecho, los dos son vecinos. Estos terrenos se encuentran en la parte alta del barrio Loretto. Son los únicos espacios adecuados para llevar a cabo este proyecto, ya que no hay disponibilidad de terrenos en el resto del barrio. Estamos en conversaciones.”

En el barrio, se ha creado un nuevo mural para animar las paredes. Representa a Juan Pablo (Sebastián Marroquín) y Jorge. La fundación organizó una pintatón en abril 2024 durante la cual la comunidad y los voluntarios pintaron las calles y las escaleras del barrio para alegrarlas. La Fundación Corona se ha sumado a esta causa. El resultado es impresionante, conmovedor, y altamente simbólico, con los dos nombres Escobar y Lara unidos en una misma pared.

Cualquier ayuda para que la Fundación Jorge Lara pueda desarrollar este punto de encuentro es bienvenida. Para que la pequeña semilla que dejó al irse prospere en beneficio de los niños y jóvenes que son el futuro de Colombia

Contacto info@fundacionjorgelara.org

[1] https://fundacionjorgelara.org/

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