¿Camino a otro robo electoral?
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Si no hay fraude es decir, si no se roban los votos como en pasadas elecciones, todo indica que al pueblo de Colombia le llegó la hora del cambio político, económico y social, y el escogido para hacerlo será el Pacto Histórico, encabezado probablemente por el progresista Gustavo Petro. Algo que parecía imposible, si se tiene en cuenta que los que han gobernado a Colombia no aceptan las reglas democráticas y con descaro tienen encadenadas bajo su potestad, todas las instituciones del Estado; utilizando artimañas respaldados por las fuerzas militares y medios de comunicación. Jamás en la historia de Colombia una opción popular había estado tan cerca de llegar al poder.
El próximo 13 de marzo, en las elecciones legislativas y de consulta presidencial, los Colombianos hablarán y sabremos si el Pacto Histórico realmente logró calar hondo en el alma de un pueblo abatido, adolorido y humillado. Se espera que los Colombianos con su voto masivo manifiesten su desacuerdo con los malos gobiernos. Parece que esto ocurra si los miles y miles que han acompañado en la plaza pública a Gustavo Petro, materializan el respaldo al proyecto de gobierno más afín con las necesidades sociales actuales.
El Pacto Histórico tiene otros precandidatos, entre ellos una valiente mujer con grandes posibilidades de obtener el primer lugar en la consulta. Francia Márquez es abogada, defensora de derechos humanos y destacada por su ferviente lucha en contra de la minería ilegal de oro en el río que su comunidad pescaba. Con arrojo y decisión ha defendido el medio ambiente, logrando en 2018 el Premio Goldman otorgado por Francia y considerado el nobel del medioambiente.
Francia Márquez es una mujer inteligente que conoció el hambre y el infierno del desplazamiento y como afro se siente orgullosa de haber roto la ignorancia para convertirse en una de las candidatas que a punta de esfuerzo podría ser la primera mujer presidente de Colombia. Pero, hay más candidatos de otros partidos políticos, los de siempre, que aunque no llenan plazas públicas, algunos forman parte del entramado político corrupto y no sería raro que a pesar de la contundencia que muestra la determinación popular por elegir como presidente un candidato del Pacto Histórico; pretendan dejarlos, a través de otro fraude, con la ilusión y la rabia que les produciría un nuevo robo electoral con otro títere de presidente como lo fue Duque.
Frenar de una vez por todas a los verdugos corruptos y mafiosos que durante décadas los han masacrado y mantenido en la ignorancia y la miseria, es lo que tiene a los colombianos en una unión desbordada apoyando el Pacto Histórico. Los colombianos están mamados de Uribe y su maldad, están enfurecidos con su cinismo en favor del régimen corrupto que los mantiene en el atraso y la pobreza. No pueden ni quieren soportar más miseria y humillación, están firmes con hacer valer la Constitución y sus derechos como ciudadanos. Millones han tomado la decisión de contribuir a un cambio de gobierno que facilite y se comprometa a conseguir la reconciliación nacional. No es cierto que el “comunismo” se va a meter a Colombia y que vivir en medio de la corrupción y el hampa sea algo normal. ¿Cómo así que hay que conquistar ciudadanos para que voten contra el régimen de corrupción que carcomió las instituciones del país? ¿Cómo es que la gente, los niños mueren de hambre en Colombia y salir a protestar y exigir los derechos como pueblo es visto como un acto de agresión y de sublevación popular?
Sería bueno refrescar un poco la memoria para entender que Colombia no es ninguna democracia que más bien se asemeja a una “monarquía constitucional” que durante décadas ha obligado a los colombianos a vivir entre la sangre derramada de inocentes e innumerables actos de corrupción descarados donde jamás se hizo presente la justicia. Los delitos que se conocen de expresidentes: sobornos, masacres, fraude procesal, etc. ¿No son suficientes para que el pueblo salga en masa a reivindicar sus derechos? ¿Para qué los colombianos se den cuenta que viven en un infierno? ¿Por qué será que el que se va de Colombia, no regresa? Aunque añore su geografía, sus agradables olores y la comida; cuando recuerda quienes la gobiernan no desean regresar jamás.
“La gente de bien” que respalda gobiernos corruptos y los ha amamantado durante siglos, no son ni decentes ni democráticos. Llegó la hora de que el pueblo con su voto limpie el camino y saque todo el estiércol que les dejaron sus gobernantes. Hay esperanza cuando vemos una gran masa popular que despertó y se dio cuenta de que vivir con miedo entre masacres, violaciones de derechos humanos, ataques, secuestros y violaciones sexuales por parte de la fuerza pública, no es sano ni justo ni mucho menos democrático. Haber sido gobernados por asesinos y saqueadores debería ser suficiente para que los colombianos se hagan sentir y den un paso adelante para proteger sus derechos, así como lo han hecho otros pueblos dignos. Produce una especie de vergüenza ajena y de atragantamiento en la garganta, ver a ciertos candidatos, nuevos en la contienda electoral, tratando de convencer a los ciudadanos para que voten por propuestas que los benefician y les permita vivir como seres humanos dignos, y no como limosneros hijos de otros que también fueron limosneros y que nunca entendieron ni se enteraron de que el país donde vivían les pertenecía. ¿Qué tiene que pasar para que no les rueguen un voto? ¿Cuántos muertos más tiene que haber para que se convenzan de que viven y han sido gobernados por sociópatas y corruptos?
Desde el estallido social que se produjo en noviembre de 2019, lo que se ve es una fuerza popular comprometida a entregar las riendas del país a los candidatos que ofrecen un proyecto de gobierno en el que hacer realidad la paz y convertir a Colombia en la «potencia mundial de la vida» sea prioridad. En este proceso electoral que ha recorrido la mitad del camino, las encuestas dan por ganador al hasta hoy precandidato Gustavo Petro, ahora falta que el pueblo materialice en las urnas su voluntad y que con un escrutinio limpio se respete la decisión. Sin embargo, las garantías de que así sea son bastante inciertas, porque como dice Gilberto Tobón Sanín, (candidato al Senado por el movimiento fuerza ciudadana): «Colombia es un país diseñado para robar y en esta campaña de 2022, también están circulando montañas de dinero para comprar votos». Además, no nos engañemos, la limpieza del conteo electoral deja muchas dudas, está bajo el control de un personaje cuestionado y con poca credibilidad: Alexander Vega, registrador nacional conocido por ser ficha de los manipuladores del sistema corrupto que desde hace décadas se roba el país. En una acción mas de su trayectoria de irregularidades como funcionario publico y justificando la elección que le hicieron quienes lo llevaron a ese cargo, hizo visible su peligrosidad cuando en octubre de 2021 le pidió al CNE que desarmara el Pacto Histórico. Vega con su proceder ha demostrado ser una ficha de la maquinaria corrupta, señalado además, por el magistrado del CNE, Jorge Enrique Rozo de torpedear las investigaciones que involucran a Duque en el fraude electoral de 2018 y la compra de votos que realizó el asesinado Ñeñe Hernández», esposo de la ex reina de belleza María Mónica Urbina y reconocido en el mundo criminal como narcotraficante, lavador de activos y socio del ex capo guajiro «Marquitos Figueroa».
Alexander Vega, también ha sido involucrado en actos de corrupción con los conocidos acuerdos con el ex congresista Otto Bulla vinculado a los saqueos de Odebrecht, con quién según parece Vega habló los famosos 200 minutos denominados: «el pacto de silencio «.
De manera que un nuevo robo de elecciones mantendría las cosas como están o peor, dejaría a más millones de colombianos heridos de muerte. Algo realmente grave y decir que Colombia es uno de los países más corruptos del planeta no es ninguna exageración, por eso el conteo de votos de la próxima jornada electoral, es una de las grandes preocupaciones y desafíos de los candidatos progresistas de oposición.
«Guardianes del voto»
Para el escrutinio de votos se utilizará el software contratado con una empresa española que realizará únicamente el conteo basado en las actas de las mesas escrutadoras enviadas por la registraduria, por lo cual los jefes de las mesas son en últimas quiénes deciden la veracidad o vicio de votos convirtiéndolos peligrosamente en una especie de «monarcas electorales». De ahí la recomendación de los partidos alternativos que los ciudadanos lleven su propio esfero o lapicero y exijan firmar y poner la huella y de esta manera no solo contribuyan al cambio votando, sino también cuidando el sufragio.
El Pacto Histórico cuenta con más de 150.000 «guardianes del voto» para evitar el robo que parece ya comenzó con compra de votos y con los sucesos ocurridos recientemente en el Consulado de Miami donde aprovechando las elecciones tempranas parece que ciertos empleados no entregan el tarjetón del Pacto Histórico diciendo claramente: «que es para trancar a Petro». También, en el Consulado de Colombia en Houston «instruyen» votantes para que apoyen con su voto a Fernández Cabal, conocida principalmente por ser la esposa de Felix Lafaurie, amigo y socio del paramilitar Mancuso que recientemente volvió a manifestar sus nexos con estos despojadores de tierras.
La responsabilidad y sacrificio de los “guardianes del voto” es trascendental para evitar que la máquina depredadora del régimen acostumbrada a robar, lo vuelva a hacer en sus propias narices. No hay que dejar que los jurados de las mesas que por lo general son experimentados en el desfalco democrático, los distraigan con charlas o provoquen polémicas con el propósito de desenfocarlos y descuidar la misión histórica que tienen. El sacrificio de un sólo día permaneciendo atentos y con las antenas puestas para bloquear el fraude, es la posibilidad que la vida les está entregando para proteger el futuro propio, el de sus familias y el de las próximas generaciones de colombianos que conocerán del arrojo, fortaleza y decisión de los “guardianes electorales» que impidieron otro atraco.
En muchos rincones del mundo retumban los gritos de los colombianos en las manifestaciones multitudinarias: ! Sí se puede!, !Petro te amamos!, !Duque Chao, Chao!, !Uribe paraco!, ! Petro Presidente!; y entre comparsas, música, baile, llanto y una inmensa fe, el pueblo de Colombia está exigiendo la paz y no la guerra.
Lo que más ha llamado la atención del Pacto Histórico, no son únicamente los discursos elocuentes e inteligentes de Gustavo Petro, ni la manera directa con la que Francia Márquez expone sus ideas. No hay duda que la alianza estratégica de diversidad política que representa las necesidades de las regiones del país, sea el punto fuerte y contundente que tiene a los candidatos del Pacto Histórico a las puertas de la presidencia. Con un modelo y programa político enfocado en lograr los cambios estructurales que piden los colombianos, los corruptos que ostentan el poder se obnubilaron por atajar a Petro y no se dieron cuenta que en el Pacto no hay caudillos ni figuras omnipotentes que quieran arrebatar el poder de manera solitaria y autoritaria. No se dieron cuenta que el petrismo no existe, porque Petro fue más allá y no está solo, él hace parte de un Pacto, que arrastra multitudes hasta liberales, y quizá se volverá histórico si consigue superar todos los obstáculos para llegar al Palacio de Nariño. Con un escrutinio limpio el nuevo presidente saldrá del Pacto Histórico y convertirá en realidad un modelo de gobierno que cambiará a Colombia para siempre.