Por Catalina Alférez.

Remontemonos al momento en el que el candidato uribista: Rodolfo Hernández, renunció al Senado de Colombia después de obtener la curul, gracias a los supuestos 10 millones de votos que le permitieron alcanzar el segundo lugar en la contienda electoral por la presidencia. Se dijo que abandonando el Congreso, Rodolfo Hernández estaba traicionando a los millones de colombianos que creyeron en él, y que con el triunfo del Pacto Histórico, quedaban a la deriva convertidos en opositores del gobierno de coalición y del cambio, liderado por Gustavo Petro.
Sin embargo, después de seis meses de gobierno progresista todavía no se ha podido comprobar si en verdad la votación que atribuyen al candidato del uribismo fue tan reñida y si realmente más de 10 millones de ciudadanos votaron para respaldar el «proyecto de Rodolfo».

Eso no está claro aún y cada día es menos creíble porque a esos 10 millones de insatisfechos, no se les ve ni se les ha visto en carne y hueso, ni protestando, ni presentando criticas constructivas en redes sociales o en las calles. Tampoco se puede decir que Alvaro Uribe jefe del Centro Democrático sea también el jefe de oposición, porque ya no cuenta con tantos simpatizantes. No parece que sean millones y mucho menos millones de dos digitos. Las imágenes del pasado 12 de febrero de Álvaro Uribe en Medellin con pancarta en mano acompañado de unos pocos «protestando» en contra del alcalde Quintero, lo retratan en su actual dimensión. Eso de que siga siendo el lider y uno de los hombres más poderosos tendrá que revaluarse principalmente después de destaparse su macabra gestión en toda su carrera, comenzando como  gobernador de Antioquia.

No nos digamos mentiras si en Colombia la Fiscalia y la rama judicial realmente hicieran su trabajo tal y como debieran investigar y acusar a altos funcionarios que cometen delitos y aplicaran la ley con absoluta responsabilidad, honradez y dignidad; la historia de Colombia sería muy distinta. De no ser por uno que otro juez, abogado o como la «fiscal de hierro»: Angélica Monsalve  que valientemente defienden la Constitución y las leyes, el país y su Estado estarían totalmente colapsados. «El pueblo sigue berraco» y es vox populi que el grupo liderado por Alvaro Uribe poco tiene de Centro y menos aún de Democrático. Nadie quiere que Uribe siga gobernando en cuerpo ajeno y hasta sus mismos lacayos  se han ido retirando del partido negando a su ex jefe como hizo Pedro con Jesús. Se van de las toldas de papá Uribe, para postularse a cargos públicos respaldados con partidos recién nacidos  financianciados posiblemente con dineros mal habidos o con el dinero empresarial de los emporios conocidos que apuestan millones de dólares para que en Colombia no haya ningún cambio. Lo que también es vox populi entre los colombianos es que los medios de comunicación tradicionales, son los que se echaron a cuestas y de frente con sinverguenceria y poco profesionalismo,  el papel de «opositores»del gobierno de Gustavo Petro.

De no ser por esa prensa mediocre y subordinada, nadie se enteraría de que al primer gobierno progresista de Colombia, elegido democráticamente, lo enfrenta una supuesta «oposición inteligente».  La oposición o mejor: enemistad en contra del gobierno de Gustavo Petro, la ejercen empleados que se creen periodistas, pagados por dueños de los medios de comunicación que son los mismos propietarios de los bancos y grandes emporios económicos del país.

A excepción de uno que otro valiente periodista independiente como Gonzalo Guillen y otros pocos, o algunas de las investigaciones de Daniel Coronel y el trabajo serio y directo de la prestigiosa revista Bandalos; puede decirse que quizá no hay periodismo en Colombia capaz de cumplir objetivamente con su oficio de informar con la verdad. De rodillas y doblegados a la voluntad de sus amos, los periodistas que tienen mayor visibilidad ante la opinión pública en horarios de gran sintonia, son los que encabezan la arremetida contra el gobierno sin importarles la ciudadania. Con su mala prensa a base de mentiras, lo que hacen es engañar a la mayor cantidad posible de oyentes, televidentes o lectores de sus pasquines que en otras manos y por su limpieza informativa, alguna vez fueron revistas o diarios prestigiosos. Se ha visto también uno que otro demente que con gritos y mentiras, se atribuye el rol de lider de la «oposición», pretendiendo promover y perpetuar con insultos, la desigualdad y la injusticia como objetivo «politico» supuestamente defendiendo la democrácia y evitar que el comunismo se apodere de Colombia. La actividad perversa de torpedear cualquier propósito que redunde en provecho social y dignifique la convivencia pacífica, es atacada por partidarios de la derecha que se oponen a aquello que beneficie al pueblo. Es mejor decir las cosas por su nombre: la disputa entre pobres y ricos, entre posturas de izquierda o de derecha, está cambiando y ahora la lucha desigual es entre el humanismo y el antihumanismo. No es casualidad que lo inhumano, lo que viole los derechos y desfavorezca a los pueblos es casi siempre respaldado y bien visto por los partidos de derecha. En el caso de Colombia dejaron bañado en sangre el territorio, sembrado de horror e infames prácticas bárbaras y todo eso respaldado por una minoría depredadora de derecha que persiste en mantener la desigualdad, represión e injusticia.

En la actualidad colombiana, no se ve posible que alguno de esos enemigos, porque no son oposición política, de Gustavo Petro, puedan superar siquiera un test de coeficiente intelectual y mostrar capacidad o habilidad para arrebatarle el liderazgo y mucho menos el poder al pueblo de Colombia representado en su mandadero: Gustavo Petro respaldado por el Pacto Histórico en donde hay muchos otros que podrán continuar con el legado progresista. Por si hay dudas hay que aclarar que los colombianos ya entendieron que son ellos, los verdaderos dueños de su nación y de su bienestar y no van a permitir que otro elegido les arrebate el poder. El mismo Gustavo Petro lo dice repetidamente: ustedes, pueblo son los dueños del poder y en sus manos y decisión está protegerlo y hacerlo respetar. Es el pueblo el que pone o quita mandaderos en oficios públicos para servir a la sociedad. Por primera vez en la historia del país, se abre una ruta de esperanza para que através de un gobierno progresista se construyan los cimientos de una convivencia en paz. Para lograrlo,  se han fortalecido las veedurias ciudadanas vigilando que los funcionarios del gobierno trabajen al unísono y en el mismo sentido del proyecto que respaldaron. Los colombianos más que antes siguen apoyando con vehemencia a su presidente Gustavo Petro y con su respaldo quieren principalmente contrarrestar la amenaza que representan a diario los medios de comunicación prepago que han tenido por oficio, respaldar gobiernos de derecha sirviendo de cómplices y maquillando o escondiendo hasta sus delitos.

Esos medios fueron los primeros en repetir que Gustavo Petro ganó por un margen muy estrecho y usan ese supuesto logro de su adversario, como instrumento de contención para el gobierno progresista. No pierden oportunidad difundiendo que aparentemente un 50% de colombianos está en contra del gobierno de Gustavo Petro, haciendo creer que en esa proporción están polarizados. Es en las editoriales y noticieros prepagos es donde se defiende con mentiras la supuesta fuerza política que existe y a punta de noticias falsas quieren hacer creer que el pais está dividido y que hay un aparente disgusto masivo de millones de opositores. Pero, repito a esos «opositores» no se les ha visto ni tampoco se conoce su lider, ni propuestas contundentes con capacidad de hacer tambalear la presidencia del progresista Gustavo Petro. Ver a Álvaro Uribe acompañado de sus escoltas y uno que otro, digamos partidario, tratando de hacer protesta pacífica ¿no se les hace raro? ¿No creen que si existieran los 10 millones que lo respaldan saldrían a apoyar sus reclamos?

Solo la registraduria conoce  la verdad y tiene el resultado del escrutinio de las elecciones de 2022. Solo ella, sabe el número de votos obtenidos por Gustavo Petro, Francia Márquez y Rodolfo Hernández. Sin revisar el software ni haber hecho un conteo exhaustivo; siempre quedará la duda de cuál fue en realidad el número total de ciudadanos que con su voto logró arrebatarle, en parte el poder a las mafias. Lo que si es claro es que fueron decisivos los votos de más de 1 millon de jóvenes entre los 18 y 21 años para que Gustavo Petro se convirtiera en el nuevo presidente. Votaron por el cambio y las reformas en materia de salud, educación, empleo, justicia, reforma agraria etc. Un cambio que en estos primeros meses de gobierno, ya ha tenido sus tropiezos lo cual era de suponerse, pues a Colombia todavía la tienen acorralada las mafias en gran parte porque partidarios del uribismo enquistados por Iván Duque en diferentes entidades estatales, siguen atornillados obstaculizando e impidiendo que el gobierno que prometió cambios y reformas estructurales las pueda realizar.
Decía que no hay evidencia contundente de que el país esté dividido:50/50, proporción ínfima entre progresistas y ultraderechistas; es decir entre humanos e inhumanos. De haber sido así es muy probable que Rodolfo estuviera al mando, porque con una diferencia tan pequeña jamás habrían soltado las vaquitas lecheras que tanto le agradan a Rodolfo. Recordemos que tenían listos los resultados en un power point que se filtró días antes de la elección, donde daban por ganador al candidato de Uribe. ¿Tenían todo fríamente calculado? Parece que sí, pero…se les chispoteo y los colombianos consiguieron lo que aparentemente era imposible: el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez con sus más de 11 millones y medio de votos, coincidentes  y fiel reflejo del monumental acompañamiento multicolor en las plazas públicas durante la campaña. Es muy probable que esos 11 millones y medio, hayan sido otros millones más y por eso no era fácil dar como perdedor al contundente ganador. Una revisión y conteo por parte del Pacto Histórico, abría sido letal. Es mejor hacer creer que las fuerzas políticas están parejas y por eso hay que respetar las opiniones e injerencias de la oposición.

A Gustavo Petro y Francia Márquez los eligieron blancos, negros, indigenas, campesinos, jovenes, hombres, mujeres, que a pesar de las fuertes lluvias o el calor irresistible, llegaron a los puestos de votación a depositar su papeleta para elegir al primer presidente progresista demócrata que ha tenido Colombia. Y en estos momentos ese esfuerzo y decisión no resulta suficiente, es imperativo refrendarlo en las calles para respaldar al Presidente Gustavo Petro y el cambio propuesto en su plan de gobierno.

Tras la ofensiva mediática de medios de comunicación en contra de la gestión del gobierno de Gustavo Petro; el Presidente invitó al pueblo soberano de Colombia a que el 14 de febrero lo acompañen en las plazas públicas para respaldar sus reformas y primordialmente se logre aprobar un Sistema de Salud que dé a  todos los colombianos, sobre todo a los más vulnerables, cuidados médicos dentro del derecho fundamental que tienen como seres humanos. El 14 de febrero de 2023 Gustavo Petro desde la plaza de Bolivar, se dirigirá al pueblo que lo eligió y al que no lo eligió también, para confirmar y corroborar que a Colombia le llegó el momento del cambio y sus reformas. Se espera que el pueblo colombiano retorne pacificamente a las calles con toda la enjundia y claridad mental que tuvieron para elegir a un progresista como presidente. Los medios de información opositores y ejerciendo su derecho constitucional a la libre expresión: a punta de mentiras han pretendido mostrar que la presidencia de Gustavo Petro está haciendo las cosas mal. El tiempo que es sabio hablará.

Estrecho margen?

La «nueva» y dudosa estrategia que quieren imponer las derechas para cobijarse en un poder político inexistente, es hablar de un respaldo popular casi igual. Con un 50% de lado y lado pretenden mantenerse «poderosos» colocando zancadillas a sus adversarios progresistas. Una estrategia peligrosa y mentirosa que se está regando como lava, no solo en Colombia sino en otras naciones como sucedió recientemente en Brasil con la elección de Lula Da Silva como presidente. También hablaron de un 50/50 entre Lula y Bolsonaro. No es «casualidad» que los supuestos resultados del escrutinio electoral en Chile, España, Colombia, Brasil entre otros, sean anunciados como de escaso margen 50/ 50. Utilizan un supuesto caudal para mostrar un dudoso respaldo que les otorga un poder político con el que avalan su derecho a oponerse y/o «cogobernar» porque supuestamente perdieron por un estrecho margen.

Me muero de la r como decian las niñas en el colegio, si en el caso colombiano existieran esos más de 10 millones de votantes deberían haberse mostrado por todo el país en la famosa marcha del 26 de septiembrede 2022. Es que 10 millones de votos en contra del gobierno no son poca cosa…donde están?

Si existen, se verán este mes de febrero de 2023 en su nueva convocatoria a un gran paro Nacional. Si los 10 millones de opositores existen, saldrán a las calles para demostrar que en realidad son oposición aunque no sea inteligente. Hasta ahora, lo que ha quedado claro y confirmado es que a un grupo reducido de colombianos lo único que les importa es no perder sus privilegios y seguir obteniendo, sin tanto esfuerzo, beneficios económicos arrancados del erario al que pretenden seguir desangrando.

Con un odio ciego hacia los negros,  los campesinos, colombianos pobres e indigenas pero sobre todo hacia los que piensan diferente y buscan una igualdad social ; la derecha inhumana, pretende volver al poder para aplastar la esperanza que emergió del dolor y la barbarie. En los 11 millones y medio de colombianos que tuvieron el valor de escoger un rumbo nuevo y progresista, sigue iluminada la esperanza y la oportunidad de ratificar este 14 de febrero en las calles, que el modelo de país propuesto por Gustavo Petro es y seguirá siendo el anhelo del pueblo que eligió.