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Episodio 5: «Un asesinato sin resolver»

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El legado de Lara

Con motivo del estreno del documental Lara, el hombre que intentó salvar a Colombia, dirigido por la cineasta inglesa Mags Gavan, Bandalos presenta una serie de artículos que exploran la vida y la lucha de Jorge Lara. A través de conversaciones y entrevistas realizadas por nuestra periodista Guylaine Roujol con el tercer hijo del ministro de Justicia asesinado en Bogotá el 30 de abril de 1984, reconstruimos esta historia. Los encuentros tuvieron lugar en Bogotá y París, entre 2021 y 2022, siendo el último cinco semanas antes del fallecimiento de Jorge, el 9 de marzo de 2022, en la capital francesa.

Episodio 5: Un asesinato sin resolver

La lucha de Jorge Lara se dividía en dos frentes: la reconciliación en un país profundamente desigual y la resolución del asesinato de su padre, Rodrigo Lara Bonilla. Determinar cuál de estos objetivos era más realista parecía una tarea casi imposible en un contexto donde el 10 % de la población acumulaba el 61 % de los ingresos, según un informe de la DIAN en 2021, y donde menos de la mitad de los crímenes entre 2020 y 2023 fueron resueltos, según datos de la Fiscalía.

Jorge deseaba ver en prisión a los autores intelectuales de la muerte de su padre, pero sabía que era un objetivo probablemente inalcanzable. Este propósito se convirtió en su obsesión, una razón para seguir adelante. Fue esta búsqueda la que lo llevó a Europa a principios de 2022, poco antes de su partida definitiva.

Sin embargo, no todos los que poseen piezas clave del rompecabezas han muerto. Pero, ¿quién se atrevería a hablar? En su biografía publicada en febrero de 2024, Carlos Lehder, exmiembro del Cartel de Medellín, rechaza cualquier implicación. Por otro lado, Iván Darío Guisado, el sicario que disparó al ministro y miembro de la red criminal Los Priscos, murió en el atentado.

Jorge Lara Restrepo delante del Congreso de Colombia (2022). Créditos: Guylaine Roujol

Byron Velásquez Arenas, alias «Quesito», el joven de 18 años que conducía la moto en la que iba el sicario, fue condenado a 16 años de prisión y salió en libertad el 28 de marzo de 1995, tras cumplir casi 11 años. “Jorge sentía por él una mezcla de intriga, reflexión, curiosidad y preocupación”, relataron Lina y Carolina Flórez, amigas de Jorge que lograron contactar a Byron y lo convencieron de participar en el documental de Mags Gavan. “Sostenerlo emocionalmente para que no se arrepintiera fue profundamente conmovedor y dejó en el equipo una experiencia invaluable”, dijeron las hermanas.

Cuestionando la versión oficial

¿Qué podría aportar Byron sobre el magnicidio? Tal vez poco acerca de los autores intelectuales, pero sí podría desmentir la versión oficial. Domingo Adonay Velásquez, el conductor del vehículo donde ocurrió el ataque, y Trino Peña Toloza, escolta del ministro, estaban presentes en el lugar del crimen. Sin embargo, hasta hoy no han aclarado cómo sobrevivieron ilesos a la lluvia de balas que alcanzó el automóvil.

“Es ahí donde yo me vuelvo incómodo», comentaba Jorge. «Las sillas del chofer y del escolta están todas baleadas, pero ellos no tienen ni una herida.”

Además, tras el atentado, el ministro no fue llevado a un hospital, sino a su domicilio, una decisión inexplicable para sus familiares. “Mi padre llevaba meses pidiendo ventanas a prueba de balas. En vano”, denunciaba Jorge.

El caso Tranquilandia

Jorge vinculaba el asesinato de su padre con la incautación de un gigantesco complejo de procesamiento de droga en los Llanos del Yarí, conocido como Tranquilandia, apenas cuatro semanas antes del ataque. Este operativo expuso la escala industrial del narcotráfico y las conexiones del Cartel de Medellín con la alta sociedad.

“Cuando mi padre pidió los reportes de propiedad de las aeronaves incautadas, encontró vínculos con familias de la élite antioqueña que se beneficiaban del narcotráfico”, explicaba Jorge. Entre estas conexiones, destacó el helicóptero HK 2704 X, relacionado con Alberto Uribe Sierra, padre de un concejal de Medellín que años después llegaría a la presidencia de Colombia.

«Es un crimen de Estado»

El asesinato de Rodrigo Lara Bonilla fue declarado delito de lesa humanidad en 2012, lo que lo excluye de amnistía o prescripción. Sin embargo, las inconsistencias en la investigación persisten. Una de las principales interrogantes es la dirección del disparo que mató al ministro: ¿vino realmente del lado derecho, como asegura la versión oficial, o desde el lado izquierdo, implicando una posible complicidad de sus escoltas?

La epidemia de muertes violentas que siguió al crimen complicó aún más la búsqueda de justicia. Entre las víctimas estuvieron el juez Tulio Manuel Castro Gil, encargado del caso, y periodistas como Guillermo Cano, quienes, al igual que Rodrigo Lara, no temieron denunciar la corrupción alimentada por el narcotráfico.

“Es un crimen de Estado. Esto pasa todo el tiempo en Colombia”, dijo Jorge con tristeza poco antes de su muerte.

Continuará en el próximo episodio: «Jorge sentía que sus días estaban contados en Colombia».

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