Tiene 43 años, es padre de familia, y trabaja de cocinero en España. Un exiliado colombiano entre miles más pensarán. Lo que le hace un poco diferente, es que el día de su cumpleaños, cuando prestaba su servicio militar en una zona olvidada de todos, limítrofe entre el Nariño y el Putumayo, las bombas que celebraron sus 19 años de existencia fueron reales. Explotaron en medio de un caos indescriptible, de tiroteos que dejaron sin vida a muchos compañeros suyos, que hirieron a otros, y que lo llevo a un cautiverio que iba a durar 4 largos años, en campamentos de las Farc que había que quitar cada 4 meses, por el concepto de seguridad de esta guerrilla.

Alex Manuel Arroyave era un soldado cualquiera. Oriundo del Valle, de familia humilde, su destino lo destinaba a gastar 3 meses de los 18 meses de su servicio militar en el cerro de Patascoy, a 4100 m de altura, para proteger unas instalaciones de comunicación del Ejercito nacional que aparentemente tenían mas importancia para el país que las mismas vidas que contribuían a que siga funcionando si se tiene en cuenta las condiciones en que vivían. En el frio, con escasa comida, sin ningún sistema de calefacción, con los colchones puestos directamente al suelo helado, debajo de un techo que dejaba pasar un frio tremendo.

Después de la toma de Patascoy por el Bloque Sur de las Farc-Ep, le toco a Alex como a sus compañeros andar varios días hasta durante 12 horas del día, en senderos rodeados de arbustos, entre la maraña de la selva, montañas y ríos, hasta el Caquetá.

“Su lucha armada ha fracasado. Ahora lo suyo se ha vuelto nada más que un negocio.”

Durante su cautiverio, encontró en distintas ocasiones a Raúl Reyes, Joachim Gómez y al mismo Mono Jojoy. Les dijo: “Su lucha armada ha fracasado. Ahora lo suyo se ha vuelto nada más que un negocio.” Se quedo 10 meses amarrado de cabeza, de brazos, con 2 metros de cuerda a un palo por haber intentado escaparse, lo que es el deber de cualquier soldado detenido. No importa. Les dio su visión.  Para él, no había otra opción que de sentarse a negociar con el gobierno.

Así que más de 15 años después, cuando se firmó la paz después de las discusiones en La Habana, más que nadie, Alex apoyo a los acuerdos. Sin resentimiento ni amargura. Sin deseo de venganza. Porque se trataba de un verdadero proyecto para la nación, que no se reducía al desarme, pero que era un primer paso.

“Aproveche el tiempo para leer, para tratar de comprender un poco la historia republicana de mi país” cuenta con su inmensa sonrisa. Mientras estuvo detenido en estos campos rodeados de alambres de púa y de minas quiebrapatas como arma de disuasión para los que pensaban en escaparse, se puso a estudiar. Solito. Gracias a los libros traídos por la Cruz Roja, cada 4 meses, otros enviados por la familia, o incluso por las Farc.

“Me ha tocado madurar biche debido a las circunstancias. Empecé a mirar la vida de otra manera.” Gracias a un acuerdo humanitario, recobro la libertad en junio de 2001 con 15 compañeros, a cambio de la liberación de más de 50 farianos encarcelados. Pero muy rápidamente, fue amenazado y huyo a España en 2003 donde vive desde entonces

A pesar de todo este sufrimiento, entendió lo esencial

Los colombianos se acostumbraron a los relatos de quienes fueron capturados, y cual vida fue partida en dos, con este paréntesis de un cautiverio que se prolongó por años.

Como francesa, me conmueve mucho que un adolescente, que a los 19 apenas estaba entrando a la edad adulta, tuvo que conocer semejante barbaridad, y que, a pesar de todo este sufrimiento, entendió lo esencial. Los campesinos infiltrados de las Farc que llevaban la comida a los soldados, quienes estaban al otro lado durante el ataque, tenían el mismo origen que él. La misma problemática. Sufrían de la misma inequidad, de la misma falta de esperanza y falta de oportunidades.  Victimas del mismo cáncer de Colombia que es la corrupción.

 “Los que han puestos los muertos en esta guerra somos los pobres” manifiesta. “Te venden el concepto de que, prestando el servicio militar, rinde un servicio a la patria. Esto es falso. Solamente era para salvaguardar los bienes de los poderosos, de los más adinerados de Colombia.”

Por esta razón, Alex no buscaba venganza y sintió asco por la desinformación que se regó durante la campaña del referéndum.

Durante el paro nacional de 2021, desde España, expresó su solidaridad a los manifestantes. “Porque el estado de derecho no existe en Colombia. El país vive en una dictadura disfrazada. Por eso los jóvenes se han echado a la calle. Todas las instituciones están controladas.» denuncia. “Y hay que decirlo muy alto: Iván Duque es un títere en manos del presidente en la sombra, ni más ni menos que Álvaro Uribe”.

Les recomiendo ver la entrevista en el canal de youtube de Bandalos de Alex Manuel Arroyave.