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“Como todos los caminos llevaban a Roma, todas las rutas conducen a Álvaro Uribe Vélez”

“Como todos los caminos llevaban a Roma, todas las rutas conducen a Álvaro Uribe Vélez”

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Rubén Darío Pinilla, ex magistrado de la Sala de Justicia y Paz del tribunal de Medellín pidió desde hace ocho años que se investigue a Álvaro Uribe por sus vínculos con el paramilitarismo. Le contó a nuestro portal de BANDALOS, sobre los orígenes del paramilitarismo y los mecanismos que permitieron que se desarrollara hasta tomar el control de muchas zonas del Magdalena medio. Los investigó y los denunció cuando estaba en el tribunal, a pesar de los obstáculos que encontró en esta tarea.

Colombia tiene sus héroes. Algunos son menos conocidos que otros. Rubén Darío Pinilla Cogollo fue capaz, en un país donde las opiniones pueden conducir directamente a una sentencia de muerte, a actuar de acuerdo con sus convicciones y su papel como magistrado, a pesar de las amenazas.

Este abogado de la universidad de Antioquia, se graduó poco después de que se graduara Álvaro Uribe Vélez del mismo lugar, se desempeñó como magistrado del tribunal superior del distrito judicial de Medellín por más de veinte años, antes de llegar a la Sala de Justicia y Paz. Allí se esforzó por cumplir los objetivos de la ley 975 de 2005 que, más allá de la reincorporación a la vida civil de miembros de grupos armados al margen de la ley, debía también garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación.

Llegar a esta sala no otorgó al magistrado ningún beneficio en termino laboral. Al contrario, expresa que fue más trabajo y estrés, pero siempre procedió pensando en las víctimas y sus derechos.  Investigó. Se dedicó a la tarea. Le puso mucho empeño. Hasta que entendió que, definitivamente, la jurisprudencia de la Corte iba en contravía de las mismas razones que lo habían llevado a Justicia y paz. Estaban poniendo demasiados obstáculos en el camino para que él cumpliera esta misión.

“Mas que la seguridad de uno, son las convicciones de uno”

Renunció el 14 de agosto de 2017, tras haber escrito sus motivos al presidente de la Corte suprema de Justicia, Rigoberto Echeverri Bueno. “Es una cuestión de coherencia e integridad, en otras palabras, de dignidad” le expresó .

No abandonó por las presiones que recibió de la Corte. Ni por las amenazas directas o indirectas. Porque como lo expresa con sencillez, “Mas que la seguridad de uno, son las convicciones de uno.” Aplausos. En un país donde la corrupción es el cáncer de las instituciones, se los merece. Se cansó de ser uno de estos funcionarios de esa administración que se dedicaba únicamente a imponer penas de hasta 8 años de cárcel y a pronunciar reparaciones que nunca se pagarían a las víctimas.

” La corte le estaba poniendo obstáculo a la verdad, le estaba poniendo obstáculo a la reparación, le estaba poniendo obstáculo a la justicia” enumero en una entrevista que podrán el domingo 23 de Enero, 2022 en el canal Bándalos.

“El terror es la manera de controlar los que piensan distinto”

Este experto en el tema del surgimiento y de la expansión de los grupos paramilitares en el Magdalena medio, la zona de Urabá y del norte de Antioquia entre otros y el apoyo que fue necesario para su expansión, nos habló de la articulación entre los grandes terratenientes, funcionarios públicos, narcotraficantes – “Todos los grandes narcotraficantes tuvieron propiedad en el Córdoba” –, el ejército y los grupos armados para cometer masacres y de las razones por las que se cometieron. “El terror es la manera de controlar los disidentes, los que piensan distinto. Justifica la seguridad de estado. Y la gente se relaciona con el único poder que queda en el lugar” suspira.

En la sentencia del 9 de diciembre de 2014 de Jesús Roldán Pérez, alias Monoleche, hizo un rastreo sobre cómo surge el paramilitarismo y cómo se expandió el fenómeno, “porque la sociedad tenía derecho a saber por qué sucedió.” La respuesta de la corte a los esfuerzos de la sala por descubrir el origen, la expansión y los motivos del paramilitarismo, fue, al examinar esta decisión, de calificar esta parte de “indebido e innecesario” ! Más. En la sentencia del Bloque Cacique Nutibara que presentó Pinilla, en septiembre 2015, la misma Corte no dudó en borrar todo un capítulo. Como si el pueblo no tenía por qué saber de estas investigaciones, del como “esta alianza de militares, de narcotraficantes, de sectores privados, ganaderos y terratenientes, empresarios bananeros en el Urabá les dieron autoridad a grupos paramilitares. “

“Juan Pedro Moreno, el vínculo entre los paramilitares y el gobernador Uribe.”

Juan Pedro Moreno, secretario de gobierno cuando Álvaro Uribe era gobernador, fue identificado como asesor de los grupos paramilitares. “Salvatore Mancuso llegó a decir que se reunió varias veces con él y Carlos Castaño y que Juan Pedro Moreno era el vínculo entre ellos y el gobernador Uribe. Además de ser conocido por haber sido la persona que solicitó el asesinato de Jesus María Valle”, un crimen de lesa humanidad.

Rubén Pinilla también nos contó de las convivir, de los helicópteros que sobrevolaron la zona cuando se cometió este otro crimen de lesa humanidad que fue la masacre del Aro en octubre de 1997. Como, según varios testimonios, Manosalva, en ese entonces comandante de la IV Brigada de Ejército, entregó a grupos paramilitares la cartografía y todas las instrucciones para poder llegar hasta allí y actuar.

La denuncia contra Álvaro Uribe nunca prosperó

Según el magistrado, hubo suficientes indicios que vinculaban Uribe con los paramilitares para que fuera investigado. Vínculos evidentes antes de que asumiera el cargo de gobernador, luego hasta su presidencia. “Como todos los caminos llevaban a Roma, el centro del Imperio, todas las rutas conducen a Álvaro Uribe Vélez” añade con cierta picardía. “Imposible nadar en una piscina sin salir mojado.”

Por esta razón envió copias a la Comisión de acusación. Posteriormente, le pidieron ratificar la denuncia, lo que no tenía sentido, ya que él no era el testigo, solamente el funcionario que vio indicios claros que había que investigar. Ocho años pasaron. “Obviamente no ha pasado nada” expresa con fatalismo.

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