A pocos días de la inauguración de la Copa América Femenina de Fútbol, que se llevará a cabo en Colombia, encontramos un nuevo problema en una Federación Colombiana de Fútbol, que está plagada de acusaciones de corrupción, reventa de tiquetes, amaño de partidos y abusos sexuales.

Nuestros dirigentes eligieron como mascota del certamen femenino, a una “perra”, Alma, que la definen como “Una perra fuerte, valiente, sociable, divertida y apasionada”.

La decisión del comité organizador es un desatino que va más allá de la simple estupidez, la falta de sentido común y el machismo que caracteriza a los dirigentes.

La justificación no puede ser que la mascota del evento masculino era un perro, entonces en el femenino, debe ser una perra.

Las palabras tienen un gran efecto y la palabra “perra” en el léxico común del colombiano se asocia con la connotación de la mujer como objeto sexual, manejable, comprable.  Se utiliza para descalificar a la mujer como a una prostituta, fácil, caliente, descontrolada.

“Perra” también es un adjetivo referido a la mujer sin escrúpulos, sin vergüenza, traidora, sin valores, sin respeto, sin pudor.

Ese insulto esté asociado con feminicidios, ataques sexuales y abusos de todo tipo.

Al definir la mascota del campeonato como una “perra”, se insulta a todas las deportistas que competirán en el evento y a las que lo observarán.

Para mí, esto se magnifica por los antecedentes de escándalos de abuso sexual por parte de directivos y árbitros de fútbol, como las denuncias instauradas en contra de Óscar Julián Ruiz.

Pensar que nadie en la corrupta Federación tuvo la capacidad de evaluar cuál es la mascota adecuada y entender su significado, me parece inconcebible. 

Sobre todo, cuando se ve el lenguaje adicional que acompaña a la mascota: “Una perra fuerte, sociable, divertida, apasionada”.

Recordemos que el año pasado Colombia perdió la sede de la Copa America 2021 masculina, ante la iniciativa ciudadana, que logró recoger 39.000 firmas con la solicitud a la CONMEBOL de quitarle el evento al país, ante las graves violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno de Iván Duque.

Así como la telenovela “Sin tetas no hay paraíso” terminó degradando la imagen internacional de la mujer colombiana, ésta mascota nuevamente rebaja y extiende ese insulto a las jugadoras del futbol sudamericano.

Creo que no podemos permitir como sociedad que ésta sea la mascota del evento y se debe iniciar una campaña ciudadana inmediata para cambiarla.