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Yo no me meto en política

Yo no me meto en política

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Es escalofriante saber que más del 50% de los colombianos que tienen derecho a votar no acuden a las urnas. Resulta espeluznante entender cómo un país, cuya historia está sumergida en la sangre derramada de gente humilde masacrada para despojarlos de sus tierras, ha podido asimilar con poca dificultad genocidios, sicariatos y la violación de derechos humanos en niveles pocas veces vistos. Han sido siglos en los que el conformismo se convirtió en una característica de los colombianos y por eso de cierta manera les ha sido posible aceptar la violencia, la desigualdad y la corrupción política como una forma de vida digamos normal.


Han pasado generaciones que regularizaron la injusticia como si fuera una virtud de convivencia y el que se atreviera a romper las reglas era un vivo digno de ser imitado. Se puso de moda ganar dinero fácil formando parte de un cartel y Colombia se convirtió en lo que bien han denominado una empresa criminal que involucra entes públicos y privados.


La pregunta es ¿cómo es que tantos millones de personas durante tanto tiempo se han dado el lujo de no intervenir en política?

Supone uno que no les importa su propia vida ni mucho menos el destino de la Patria.


Es habitual escuchar amigos, familiares o vecinos decir que no se meten en política, que no les gusta votar porque no sirve de nada y hasta se enorgullecen repitiendo que todos los políticos son iguales y que es un mundo de porquería y da asco.


Tienen razón en decir que da asco porque en verdad muchos de los que ejercen la política y específicamente en Colombia se convirtieron en vándalos, atracadores del erario amparados en su rol de servidores públicos. Lo que no se puede disculpar es que el ciudadano con derecho a participar sobre lo que debería importarle se esconda y permita negligentemente que un grupo reducido de ineptos e inescrupulosos tomen decisiones sobre su vida y la de generaciones enteras. Eso debe acabarse y es prioridad que todo colombiano que pueda votar lo haga y se eduque y se informe antes de ejercer su derecho a elegir sus gobernantes.


No meterse en política significa ceder el timón a cualquiera para que dirija nuestras vidas y pueda meternos la mano al bolsillo como le venga en gana. Nos guste o no la política está intrínsecamente ligada al ser humano y desde que nace se convierte en un ente social con obligaciones y derechos.


Políticos vs. Politiqueros


Ejercer la política supone que las personas se agrupen para tomar decisiones buscando el bienestar común. Pero, una cosa es la teoría y otra la realidad. Por ejemplo, en Colombia la política se convirtió en un trampolín donde unas pocas familias privilegiadas inescrupulosas, desarrollaron como estrategia la corrupción y degeneraron el ejercicio primario de la política.


La transformaron en un negocio fraudulento y criminal que les ha permitido durante siglos apoderarse del país y decidir sobre la forma de vida de sus habitantes. En Colombia según los informes oficiales en las pasadas elecciones de 2018 más del 50% renuncian a elegir quién o quiénes pueden conducir su destino. Con su silencio el abstencionista se convierte sin querer queriendo en cómplice de la empresa criminal que gobierna el país desde hace siglos.

Barbarie un estilo de vida

De generación en generación las mayorías han aguantado y se adaptaron de manera inexplicable a vivir en medio de la desigualdad, pobreza extrema, represión, guerra entre pobres, militarismo, paramilitarismo, latifundismo, violencia, narcotráfico, asesinatos selectivos, masacres, desplazamientos forzados entre otros y aceptaron la barbarie como la única forma de vida posible. Durante décadas a punta de sangre y fuego los gobernantes someten voluntades y destierran campesinos con una violencia inenarrable, obligándolos a huir y sobrevivir de cualquier manera. Y lo peor es que sigue sucediendo y cada vez más la máquina demoledora de vidas «es más sofisticada». El cinismo y la sevicia con la que someten lo perfeccionaron y se regó en todos los sectores del organigrama que maneja al país a su antojo.


Durante siglos millones de colombianos no han podido suplir sus necesidades básicas como tener agua, alimentarse o contar con una vivienda digna. Les ha tocado traspasar sus necesidades a futuras generaciones y terminan sus vidas resignadas convencidas que eso es lo único que hay y que no existe forma de cambiarlo. Otros se fueron de este mundo anhelando que las promesas de los políticos se cumplan y que Colombia algún día se convierta en un país viable donde los de menos recursos puedan estudiar y vivir en paz. Las veces que algún líder ha surgido con propósitos políticos serios y diferentes para generar un cambio en el país, es señalado enemigo del gobierno de turno justificando así asesinatos de candidatos presidenciales o líderes sociales.


Los politiqueros colombianos para ser elegidos han prometido en campañas lo que no han ejecutado gobernando. Período tras período garantizan cambios económicos que en apariencia permitirían la convivencia pacífica y han convencido a millones de votantes que les espera un gran futuro con reformas al sistema de pensiones y la salud. Los hicieron creer que la inversión extranjera modernizaría al país y que el acuerdo de paz firmado recientemente con las FARC convertiría a Colombia en una Venezuela Castrochavista. A los colombianos los han manipulado de muchas formas porque los que ostentan el poder saben que con miedo y el respaldo de las fuerzas militares el pueblo unido y sumiso siempre será vencido.


Las circunstancias han ido cambiando y ahora los jóvenes están despertando no tienen miedo y saben que viven atrapados en las fauces de los narcos cuyo poder es absoluto. Hoy por hoy y quizá más que nunca se refleja el daño que han hecho los medios de comunicación tradicional que ejercen sus funciones periodísticas más como testaferros de las ideas y la conducta de los que se robaron la opción de vivir en un Estado Social de Derecho.


El momento actual para los colombianos es quizá único e irrepetible. Para la próxima contienda electoral 2022 ya hay candidatos lobos que se quieren disfrazar de ovejas para competir con los aspirantes de una propuesta política que emergió y cuenta con un plan de gobierno claro y posible de ejecutar. Hay que reconocer que se trata de un proyecto muy diferente que no se ha dado en los pasados siglos. Con una alianza de sectores diversos denominado Pacto Histórico buscan reconstruir el país y sacar del camino al narco gobierno para devolver la esperanza a la gente y especialmente a los jóvenes que decidieron luchar para salvar sus vidas.

Cada vez más crece el descontento dentro del pueblo de Colombia y por fortuna se está normalizando el reconocer que metiéndose en política, organizándose para administrar su propio destino y votando, podrán posiblemente tener la oportunidad de vida digna rechazando sin miedo el modelo neoliberal y criminal de gobierno impuesto durante siglos por unos pocos.  ¿Todavía siguen pensando que es mejor no meterse en política? ¿Ya registró la cédula?

2 thoughts on “Yo no me meto en política

  1. Yo No Me Meto En Política, pero la Política se mete con usted!

    Generalmente para que los poderosos, se sirvan del resto de los colombianos.

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  1. Yo No Me Meto En Política, pero la Política se mete con usted!

    Generalmente para que los poderosos, se sirvan del resto de los colombianos.

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